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Conociendo el mundo TEA e intervenciones básicas

Lic. Katherine Sandoval, Lic. Gabriela Gutiérrez

Las personas que se encuentran dentro de la categoría de Trastorno del Espectro Autista, “tienen dificultades en la codificación de información sobre ellos mismos, esto da como resultado un déficit en la memoria episódica personal” (Valdez, 2016, p. 76). Los estudios realizados demuestran que un niño con TEA tiene una incapacidad para representar estados mentales, esta situación no siempre responde a un compromiso cognitivo, pero implica no poder atribuir creencias a otros y predecir la conducta de los otros; tener problemas para recordar las acciones que ha realizado o situaciones que ha experimentado, y dificultad para dar sentido a la acción ajena y otorgar sentido a la propia.

Los modelos básicos que marcan las pautas de intervención respetan la individualidad de cada niño con TEA, lo que implica un tipo de intervención que tome en cuenta sus características e intereses particulares, con la finalidad de potencializar sus habilidades. Se considera que el estudio de cada caso es único; según los lineamientos teóricos que propuso A. Kazdin (2003) es útil para analizar casos clínicos si se trabaja con un solo individuo y casi es imposible conseguir a varios sujetos con problemas similares.

Al propiciar que un niño con TEA mejore sus habilidades comunicativas y de interacción social se está contribuyendo que mejore su calidad de vida y logre su autonomía, es decir que exprese sus deseos, intereses y opiniones; lo que le permitiría participar activamente en diversas actividades familiares y sociales. Por tal motivo, la intervención oportuna a cargo de especialistas que utilicen programas específicos debe ser la prioridad al momento de tomar decisiones. En este artículo se va a brindar las estrategias pertinentes para ayudar a un niño con TEA a superar sus dificultades a nivel comunicativo, brindándoles estrategias útiles para comunicarse. En este sentido, Tamarit (1990) afirmó que toda persona puede mejorar si se le proporciona los apoyos necesarios.

La comunicación es un acto social. Por tal motivo, un niño con desarrollo típico, desde el nacimiento viene preparado para comunicarse, por eso llama la atención de sus papás llorando y sonriendo; mientras va creciendo se relaciona con ellos de diferentes maneras, utilizando gestos (protoimperativos), señalando y mostrando cosas (protodeclarativos). Así pues, Tamarit (1990) señaló que un niño poco a poco va percibiendo que sus acciones generan respuestas en el entorno y eso es lo que va construyendo los deseos de las personas para comunicarse y relacionarse con los demás. Sin embargo, el niño con TEA tiene alterado este proceso, y como consecuencia, tiene dificultades para comunicarse espontáneamente.

El principal objetivo que se plantea al intervenir es instaurar las conductas comunicativas espontáneas y la intención comunicativa. Para lo cual es necesario que logre percibir que sus acciones generan respuesta en su entorno social y que la comunicación es útil para su vida. Entonces, brindarle la oportunidad y las herramientas necesarias implica crear situaciones en las que pueda comunicarse de manera funcional en sus actividades cotidianas. Por otro lado, no se debe generar presión en el niño para que aprenda a decir algunas palabras sin tener aun las condiciones para poder utilizarlas en una situación real.

Un modelo de relación que favorezca el intercambio comunicativo permitirá el desarrollo de la comunicación y el lenguaje. Las claves para lograrlo radican en que las acciones deben estar adecuadas a las características de cada niño y se debe aprovechar diferentes situaciones en todos los entornos (colegio, familia, amistades). En este sentido, se debe evitar que el niño con TEA tenga un rol pasivo en sus actividades diarias ya que este modelo lo hará dependiente.

Algunas estrategias de este modelo de relación son:
a) Ponernos a su altura y asegurarnos que nos está prestando atención.
b) Partir de sus intereses.
c) Utilizar un lenguaje claro marcando con el tono la información importante.
d) Hablar y utilizar las señas como soporte comunicativo.
e) Atribuir intención comunicativa a lo que dice.
f) Demostrar predisposición ante cualquier intento por comunicarse.

Para iniciar y aumentar la intención comunicativa de un niño con TEA es imprescindible:

a) Utilizar imágenes o facilitadores visuales para hacer más comprensible su entorno (fotos, pictogramas, logotipos), éstas deben ser utilizadas permanentemente a modo de rutina diaria. Por ejemplo, en un panel se colocan imágenes de objetos o actividades que le agraden para que pida lo que desee o necesite.
b) Crear un espacio de comunicación para que pueda contar la actividad que ha realizado a través de un cuaderno personal, el cual lo lleva siempre. Este cuaderno le permitirá tener de forma visual todos los acontecimientos importantes y así le podrá contar a los demás.
c) Establecer rutinas, es decir realizar las actividades de la vida diaria siempre de la misma manera utilizando los facilitadores visuales.
d) Acompañar el lenguaje con la acción, por ejemplo, cuando el niño quiere comer le dices “vamos a comer” para que establezca la relación entre lo que se dice y hace.
e) Utilizar actividades lúdicas como medio para fomentar la comunicación, todas las actividades deben desarrollarse en un entorno agradable y el juego será de gran ayuda.
f) Evitar hacer constantemente preguntas, lo que se recomienda que todas las actividades las realices hablando en primera persona, como si lo dijera el niño.
g) Aprovechar todas las situaciones naturales para iniciar y fomentar la intención comunicativa.

Dotar a la persona de un código alternativo para comunicarse es decisivo para lograr su desarrollo. En este punto, Tamarit (1990) sostuvo que el sistema alternativo y aumentativo de la comunicación SAAC: sirve para llevar a cabo actos de comunicación funcional, espontánea y generalizable. Asimismo, tiene como objetivo final la adquisición del lenguaje oral.

Todo lo mencionado optimiza la comunicación y la interacción social de un niño con TEA y también mejora su dinámica familiar. En conclusión, un trabajo en equipo entre los especialistas, la familia y el colegio beneficiará a todos los agentes involucrados, pero sobre a través de la adquisición de habilidades comunicativas y sociales su inclusión se podrá concretar.

Referencias
1.Kazdin A. (2003). Research Design in Clinical Psychology. Boston: Pearson.
2.Rivière A., & Martos J. (1998). Tratamiento del autismo. Nuevas perspectivas. Madrid: Instituto de Migraciones y Servicios Sociales.
3.Tamarit, J. (1990, noviembre). Comunicación y autismo: Claves para un logopeda aventurero. Jornada de Renovación Logopédica “Ciudad de Plascencia”. Equipo CEPRI, Madrid, España.
4.Valdez, D. (2016). Necesidades educativas especiales en trastornos del desarrollo. Buenos Aires: Aique.

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